La información es liberadora.
Recientemente han surgido en el mercado nuevos productos de tabaco sin combustión, que se calientan a elevadas temperaturas, y que presentan algunas características diferentes de los cigarrillos convencionales. Estos productos de tabaco calentado (PTC) o por calentamiento (“heated tobacco products” o “heat-not-burn” en inglés) parecen estar experimentando una rápida evolución, fruto de una agresiva estrategia comercial realizada por la industria del tabaco. Algunos de estos productos, disponibles son: iQOS de Philip Morris International, Ploom TECH de Japan Tobacco International, Glo de British American Tobacco, y PAX de PAX Labs.
Los PTC permiten al fumador imitar a fumar los cigarrillos convencionales, y algunos utilizan cigarrillos diseñados específicamente para contener el tabaco que se calienta. Dada la novedad de dichos productos y debido a la escasa información, podría producirse cierta confusión sobre su clasificación, características y efectos en la salud.
Los PTC no son cigarrillos electrónicos. Los cigarrillos electrónicos calientan líquidos que pueden contener nicotina, y en la mayoría de los casos no contienen tabaco.
Para producir el vapor nicotinado, los PTC calientan el tabaco a 350 ºC mediante sistemas de calentamiento alimentados por pilas. Los cigarrillos convencionales calientan el tabaco a 600 ºC. El dispositivo de calentamiento se debe cargar y el usuario succiona a intervalos a través de la boquilla, para inhalar el aerosol por la boca, que es la vía de entrada en el organismo.
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Los PTC producen aerosoles con nicotina (liberan nicotina) y otras sustancias químicas. Es conocida la elevada capacidad adictiva de la nicotina, siendo la principal causa de adicción al tabaco; lo que conlleva a un elevado riesgo de padecer otras enfermedades derivadas del consumo de tabaco. Los PTC también contienen aditivos y suelen estar aromatizados.
El principal argumento “hipotético” defendido por los fabricantes de los PTC, es que debido a su mecanismo de calentamiento sin combustión, se reducirían las emisiones (llegando incluso a una reducción del 90%), implicando un menor daño para la salud en comparación con los productos de tabaco tradicional. Esta afirmación por el momento no ha sido demostrada; existiendo sólo la información aportada por los fabricantes y escasos estudios de metodología dudosa.
Como el tabaco calentado es un producto reciente, existe escasa literatura sobre sus efectos en la salud y aún menos sobre sus efectos a largo plazo. En la actualidad no hay pruebas científicas que demuestren que los PTC sean menos nocivos que los productos de tabaco convencionales. Algunos estudios financiados por la industria tabacalera afirman que hay importantes reducciones en la formación y exposición de elementos nocivos y potencialmente nocivos, en comparación a los cigarrillos convencionales. Sin embargo, por ahora no existen pruebas científicas que sugieran que la menor exposición a esos productos químicos se traduzca en menos riesgo para las personas. La publicidad y la ambivalencia ya están servidas.
Dada su estructura y composición, los PTC contienen sustancias que pueden tener implicaciones para la salud al ser sometidas a altas temperaturas. Existen estudios que demuestran que al consumir los PTC se generan diversos tipos de emisiones tóxicas y cancerígenas relacionadas con el tabaco; como nitrosaminas, benzopirenos y otros hidrocarburos cíclicos, así como gases tóxicos; como el monóxido de carbono y los óxidos de nitrógeno. Este tipo de emisiones son nocivas tanto para el consumidor como para el fumador pasivo.
También se ha observado que al exponer las emisiones de los PTC, en ratas, daña su función endotelial; lo que genera riesgo cardiaco y arterosclerosis. También al aplicar in vitro este tipo de emisiones a cultivos celulares, se ha incrementado la expresión del receptor PAFR, el cual es utilizado por el Streptococcus Pneumoniae (Bacteria G+ anaerobia) para infectar y provocar enfermedades respiratorias. En el año 2016 se detectó en Japón el primer caso clínico de un paciente que sufría Neumonía Eosinofílica debido al consumo de los PTC.
Hay evidencias, que el mentol en los cigarrillos además de favorecer la inhalación en el consumo de tabaco, altera la metabolización de la nicotina, incrementando su absorción. La versión mentolada de uno de estos PTC (IQOSHeets) tiene una elevada cantidad de mentol (13.6 mg/unidad). Felizmente, en la actualidad, es ilegal la comercialización de productos del tabaco mentolados.
Aún no pueden extraerse conclusiones sobre la capacidad de los PTC para ayudar a los fumadores a dejar de fumar, lo que si parece estar claro es su posibilidad de atraer a nuevos jóvenes consumidores de tabaco (efecto de iniciación), o la interacción en el doble uso combinado con otros productos de tabaco convencionales y cigarrillos electrónicos. “Lo que haga falta por mantener este negocio multimillonario”.
Todas las modalidades de consumo de tabaco son nocivas, incluidos los PTC. Desde hace mas de cinco décadas se sabe que el tabaco es intrínsecamente tóxico y contiene carcinógenos, incluso en su estado natural. Por lo tanto, los PTC deberían estar sujetos a las medidas normativas y reglamentarias aplicadas a todos los demás productos del tabaco, en consonancia con el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco.
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